agua como factor estratégico


Los resultados de un análisis de situación, realizado simultáneamente por la Asociación Sudamericana de Estudios Geopolíticos y por la Academia Uruguaya de Geopolítica en junio del 2003, expuesto en un evento que realizara en la ciudad de Punta del Este (Uruguay) ha podido detectar que algunos gobiernos en Iberoamérica , para paliar los efectos de esta crisis y con la esperanza de solucionar la escasez y el reparto desigual de agua, se han volcado a practicar una política privatizadora que en reiterados casos, desde el punto de vista geopolítico y social, ha demostrado ser atentatoria a la soberanía de los pueblos, planteando una peligrosa dicotomía, un cambio conceptual: el agua como un bien común social ligado al derecho a la vida, versus la definición como un recurso con valor económico y estratégico, definido por poderosos grupos económicos , amparados por declaraciones de organismos internacionales, y los intereses geoestratégicos del actual gobierno de Estados Unidos en particular.

Tal peligrosa situación lleva a que muchos pueblos del Tercer Mundo -no precisamente sus gobiernos- se estén enfrentando a políticas que admiten la internacionalización del agua, a través de concesiones que deberían ser seriamente analizadas y consideradas, la mayoría de ellas, inaceptables.

Para las grandes empresas de los países industrializados, el control de los espacios geopolíticos de cualquier parte del planeta donde se encuentran grandes reservas de recursos estratégicos como el agua dulce, (en América del Sur el acuífero Guaraní, el Raigón, la Amazonia, la Patagonia Argentina, la confluencia fluvial en la denominada "Triple Frontera" (entronque de los ríos Paraguay y Paraná), el lago Titicaca , entre las principales) se presentan como áreas de alto valor económico y geopolítico, pues -y lo reitero- los denominados "zares del agua dulce", han fijado su objetivo en controlar, explotar y administrar dicho recurso como lo han hecho otros "zares" en las áreas petrolíferas y de gas natural, que en muchos casos se encuentran en extensas zonas que guardan, a su vez, gran reserva hídrica como es del caso, conocidos territorios del Medio Oriente.

En Africa, para citar otro caso, la Corporación de Inversiones Privadas en el Exterior (OPIC) realizó su mayor inversión respaldando la construcción y operación de una planta de gas metano en Guinea Ecuatorial, punto focal del "boom" petrolero en ese espacio que, además, es asiento del mayor nudo hidrográfico del África Occidental, nacimiento de grandes ríos como el Senegal, el Níger y el Gambia.

La OPIC, agencia federal que apoya a compañías estadounidenses a invertir en el exterior , en un comunicado del 31 de octubre pasado, informó que dispuso 245 millones de dólares para las inversiones en el rubro "aguas" a realizarse en "mercados emergentes" de América Latina, Asia, Medio Oriente, Europa Central y Oriental.

Por tanto, la temida escasez de agua dulce, se presenta hoy como una cuestión estratégica, como en ciertos períodos históricos fue utilizada como un "arma" de enfrentamiento.

Recuerdo dos claros ejemplos en tal sentido. Por el año 2.500 a.C. los Estados sumerianos de Lagash y Umma, mantuvieron una larga disputa por el control y uso del agua del Tigris y del Eufrates. En el siglo XVI , Maquiavelo y el ilustre Leonardo da Vinci alentaron la decisión geopolítica en desviar el río Arno para dejar desabastecida a la ciudad de Pisa con la que Florencia se encontraba en guerra.

Ya más cerca a nuestros días, Israel pretendió desviar las aguas del Jordán -motivo verdadero del actual conflicto árabe-israelí , y en nuestra región -aunque felizmente no alcanzó consecuencias graves, Chile y Bolivia se enfrentaron diplomáticamente por las aguas del río Lauca para irrigar parte del desierto de Atacama; Ecuador y Perú en su zona fronteriza por el río Cenepa; en la Cuenca del Plata tuvo lugar una fuerte controversia mantenida por largo tiempo, entre Argentina y Brasil respecto a los ríos internacionales de curso sucesivo ( como consta en Resoluciones de la ONU – ríos Paraguay, Paraná, Pilcomayo y Uruguay) a raíz de la construcción de la represa de Itaipú y el desvío de afluentes del Alto Paraná con el propósito de irrigación de campos y construcción de represas .

El Atlas de Acuerdos Internacionales sobre Agua Potable, elaborado recientemente por Naciones Unidas , identifica 18 puntos de conflicto entre 158 cuencas fluviales de las 261 que existen en el mundo.

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